El latido y palpito húmedo ,
no se muestra indulgente al reclamo
y frustrado el jadeo
queda mudo,
anhelando el alivio
del labio,
de la caricia presurosa,
del contacto con las
almas.
La tortura duele en el vientre
rezuma en la ansiedad
de la madrugada.
¡Ohhh! que dolor tan placentero
Inunda la sangre de miradas,
desnuda la piel a
tirones,
muerde los poros
y lame las ganas.
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