Foto: Toni Frissell
Sólo se escuchan las chicharras. Huele césped recién cortado,
huele a tierra y a brisa. Huele a primero de septiembre y a los últimos días de
verano.
Soy verde y húmeda como dijo Cortazar, la gata distraída asomada
a los tejados; húmeda la piel, húmeda de nostalgias.
Siguen las chicharras ofreciendo su mejor concierto.
A la sombra de una higuera, libre.
Libre y leve como un puñado de paja sin más pretensiones
que volar a ese mundo donde no se suceden los dramas. Pienso y me desmiento. Pienso
sin pensar en la fragilidad del tiempo y me dejo acariciar por la brisa, sus
dedos masajean la calma. ¿Y la dicha? Debe ser esto.
Huele a césped recién cortado.
Huele a silencio apacible.
Un eco, un eco y el amor, yo amo, amar.
Un eco que regresa y pronuncia tu nombre.
7 comentarios:
Me vino a la memoria el fondo sonoro y una brisa cálida con el olor dulzón de la higuera de la infancia...
Bss
Te lo has pasado bien. Se nota. haciendo el poema digo.
Besitos,
que sensaciones se descubren a través del paisaje que pintas Sandra
felicidades
y es que chicharras de día y grillos de noche hacen comparsa para quien acompasa indiscutidamente
besitos y feliz semana
Huele bien .
Besos.
Precioso recuento! Ese verso final, y esa chicharra…¡Amo las chicharras, son unas enamoradas de la vida, porque cuando las escuchas es que se quieren aparear! (Bueno, también podríamos decir que son unas calentonas jaja)
Me ha gustado mariposa, sentirte así, tan verde.
Un beso, dos…
Muacks
Amo esa foto del sombrero. :)
Me gustan tus divagaciones, ese monólogo interno de sensaciones...bellas y positivas
Besos
¡Cuántas sensaciones cuando abrimos los sentidos a la naturaleza, al entorno...!
Precioso cuadro de intensas sensaciones nos dejas, Sandra. No hay duda, la dicha es eso.
Que tengas un buen fin de semana.
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