Foto: Harold Feinstein
-Quisimos demasiado y se agotó el adverbio
Quisimos tanto que fue tampoco
Y los caminos se desmembraron en puntos suspensivos…
-Acostumbrada a romperme en un verso
o mejor en dos verSOS
que auxilien a ésta que habita en sus infiernos.
-Me gusta jugar, tirarte una pelotita
que vayas tras ella
y me la entregues en la mano mientras ronroneas.
-Buscas mi boca como si me hubiese atragantado de sílabas
Y quisieras con tu lengua escribir un poema.
-Arribaré por el extremo de tu cintura
y terminaré anclada
en la profundidad de tu ombligo.
-Para una eternidad yo ya tengo mi instante.
6 comentarios:
Cada estrofa bien vale un poemario extenso.
Salud
Francesc Cornadó
Eres rica en lo fundamental.
Muy rica.
Felicidades.
Precioso Sandra, Enhorabuena. Un beso.
Feliz semana.
enhorabuena. Intensos y hermosos tus instantes.
Abrazolargo
así cada una de las gemas que dejas como señuelos para el deleite de los sentidos
puro amor del bueno
precioso Sandra
besitos
- Sobre todo, me agota el adverbio que profana el amor.
-Todo infierno tiene un propósito, pero dudo que la decencia de algunos versos sirva a algún fin.
-¿Cómo se llama ese juego en el que se ronronea con las pelotitas en las manos?
-El poema es algo que puede obstruir la boca y no dejar ningún lugar a la lengua del beso.
-Siempre me ha parecido que las embarcaciones dormían placenteramente como si se dejaran llevar por las olas de un letargo...
-¿Qué hacer con el instante? ¿qué hacer con la eternidad?
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