sábado, 17 de enero de 2015

ENFERMOS DE AMOR


Foto: Helmut Newton


Te acercas a mi inverno  
en el primer bostezo de las sábanas
y me dices:

-no sé que me pasa
pero hoy me siento muy enamorado.

Te extrañas
como si padecieras de una enfermedad
incurable.

Y es así amor mío
padecemos de hambre afectivo,
una constante indigestión de emociones
nos adolece
y no podemos vomitarla.
Padecemos de un estrangulamiento
que oprime oxígeno y diafragma.

Una ansiedad kilométrica
se pasa la vida circulando
por la confusión,
nos sentimos extrañados
de tanto amarnos
y necesitamos un por qué
se buscan nuestros cuerpos
un por qué
dejamos al orgasmo
ser la panacea,
a un sentimiento que estremece la razón
y nos cava lentamente
una fosa común
en las entrañas.

Que ni yo sin ti
ni tú tampoco
pero nos empeñamos amor mío
en mirar la niebla.

9 comentarios:

P MPilaR dijo...

*panaceas no hay mar
que las sepulte
ni olvidos
por resguardo
y más de orgasmos...!!

este imperturbable contigoysintisiemprelocura, Sandra!!!

Besos

Amapola Azzul dijo...

Sí, nos ensimisma la niebla, sin embargo no dura eternamente Un beso.

Buen poema, enhorabuena.
En realidad me parece precioso, feliz finde¡¡

Julio Alcalá Neches dijo...

Y en descifrarla.
Un abrazo.

De barro y luz dijo...

La patología más deseada por el ser humano, la piedra con la que tropezamos continuamente, y al final hasta le cogemos cariño.


Bsss

lichazul dijo...

na' si enfermarse así hasta es con gusto total, y hasta repetimos si hace falta

el amor es un virus super contagioso

besitos y buen comienzo de semana Sandra

patapalo dijo...

Descifrar la vida
bajo la niebla del invierno,
perderse en la palabra amor

Precioso, Sandra.

Verónica Durán González (dientedecoral) dijo...

Empiezas con uno de mis fotógrafos preferidos y terminas con el hechizo de la niebla.





Un besazo.

María Socorro Luis dijo...


...y sin embargo no hay unporqué niunarazón para el amor

Siempremiabrazo, Sandrabonita

Julio dijo...

Siempre el amor, complicado, incierto, bello, necesario... Con un abrazo.
Salud.

Julio G. Alonso