Foto: Helmut Newton
Somos una fuga constante;
el sopor y la espesura,
el vicio del aire.
Anegados de mar,
me miras desde el vaho
y empañas la razón.
Un temblor en el aliento
late intermitente.
Desmesurada la noche
se abre en canal
un panal en el vientre.
Ruedan las manos,
apresuradas,
hacia las puertas de
alguna eternidad.
Como animales en celo
olfateamos la lujuria
en busca de la fiebre,
nos mordisqueamos
y lamemos las heridas.
Hartos de amor.
Hartos de olernos
la carne calcinada.
Se vierte la sangre.
Derramado el pulso
en la liturgia
de la combustión
y los amantes.
5 comentarios:
Poema muy bello. Estos versos
Anegados de mar,
me miras desde el vaho
y empañas la razón.
Un temblor en el aliento
late intermitente.
componen una imagen muy sugerente.
Te felicito.
Francesc Cornadó
Todo es liturgias de combustión. Mientras, hasta xel aire se destruye y escapa de la carne, Sandra,!
Besos
Fuegos fatuos.
Un beso.
Exquisita selección de fotografías que acompañan a estos preciosos versos. Me quedo por aquí.
Abierta en canal la la noche, se liberan las estrellas y estalla la pasión.
Qué bien escribes :))
Bss
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