FOTOGRAFIA: Toni Frissel
Vientre. Cigoto. Átomo.
Nada.
Regreso al agua,
regreso al inicio;
al brote germinado en la tierra agrietada.
Oscuridad. Espacio. Vacío.
Nada.
Levedad, mujer-hoja.
Con los ojos cerrados escucho la ciudad;
un crujido, un llanto de aceite,
se acelera el pulso y la respiración entrecortada.
Un corazón fatigado envejece la ciudad,
su eco un ronroneo,
todo se cubre de raíces
un cableado grueso y oxidado
conduce el ramaje de las palabras,
las cañerías chillan
un circuito contaminado
el ser una mancha.
Ya es vicio.
Pereza. Gula. Soberbia.
Nada.
Pesa la vida. Mujer-acero.
Con los ojos abiertos. Huyo de la ciudad.
Huyo del ruido.
Me adivino embrión en mitad de la nada.
5 comentarios:
Oh, un poema diferente al registro que tienes,o al menos eso me parece. Hay un giro sutil, que me encanta.
Un poema que pareciera nacer desde el incosciente,que declara,que sentencia.
Muy bello!
Un beso.
"Un corazón fatigado envejece la ciudad,"
Es un verso de auténtica antología, te felicito.
Saludos
Francesc Cornadó
El traqueteo de la ciudad nubla los sentidos y confiere a lo vivido un vapor somnoliento del que urge fugarse. Yo siempre grito ¡Casa! para salvarme.
Por eso.
Porque pesa la vida
Porque la ciudad no sabe de corazones ni fatigas
Sandra: espléndido!
Un beso
Este tiempo extraño deja a la vida con ese vacio, con esas sensaciones inquietantes. Intensas letras. Beso
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