Sin apenas aliento
y con el miedo corriendo
por toda la estancia.
Ese olor dulzón
es el de la muerte,
lo presiento.
El pecho oprimido teme respirar
para no despertar al ruido.
Entre el silencio
y el burbujeo del agua
la noche nos va cubriendo
y las luces de neón
cada vez más oscuras
se entrometen
en esta miseria
que nos ofrece la vida
porque hasta para morir
hay que tener suerte.
Me enfrento a la adversidad
más desnuda que nunca,
más sola que nunca,
más sincera que nunca
Porque nadie nos entrenó
para despedirnos
de unos ojos vidriosos
que ya no conocemos.
LAS CALLES
Hace 2 horas
6 comentarios:
Te leemos sobrecogidos, apenados de no poder hacer más que leerte, también solos frente a todas las muertes.
Gracias Ches, se nos va mi hermana.... con esta mala hierba que crece y cada vez puebla más el siglo que no ha tocado vivir. No creas, algo haces con tus palabras. Me arropa.
*esa cortina es demasiado tupida,
muerte y abismo,
para que una sola lágrima,
una sola imploración,
la disipen*
pero la vida también puja alto, Sandra!
aférrate a ella!!!
abrazo enorme
Ánimo, Sandra. Contigo ante el desamparo y la impotencia. Fuerza.
Hacia la luz. Abrazo largo, largo.
qué desolación tan grande me queda al leerte, qué belleza dentro de tanto dolor..
Sobrecogedora la sensación que nos transmites,y solo nos queda abrazarte profundamente desde la distancia! Un abrazo enorme!
Os abrazo a todos y os lo agradezco enormemente
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